Una película de giros inesperados, que para bien o para mal pueden incidir en el resultado final.
Comienza siendo la historia dramática de una muchacha con un serio problema de depresión que la ha llevado a intentar suicidarse en múltiples ocasiones.
Durante el trayecto de su lamentable estado, nos envuelve en un ambiente cargado de pesimismo y tristeza.
Vemos que la poca felicidad de la que disfruta es en base a medicamentos que toma diariamente, cada vez cambiando de recetas pues, en algunos casos no produce el efecto necesario para su autoestima, su comportamiento y su capacidad psicológica.
Momentos en los cuales me llegó a profundizar, haciendo sentirme agobiado al ver su soledad, su dolor y es que Rooney Mara, es una actriz impresionante, lo dije cuando la vi en ¨Pesadilla en Elm Street¨ y ahora lo afirmo por completo.
Pero el problema es que, de una película dramática sobre la temática del uso de medicamentos, y sus supuestos efectos secundarios en una persona inestable mentalmente, se acaba convirtiendo en un engaño económico, en un thriller de conflictos, en el que uno sale mal parado y debe asumir su responsabilidad, perdiendo su profesión, su familia y descubriendo que es la cabeza de turco, pero no puede demostrarlo.
No digo que ese inesperado cambio de trama me haya disgustado, pero está muy visto a día de hoy.
Me hubiese gustado que hubiesen profundizado en la enfermedad, en el dolor y en los medicamentos. Que la historia no se convirtiese en el típico thriller, y tirase por la rama de la dramatización; la tristeza, la superación, la recaída, el suicidio, el dolor... pudo haberse convertido en una película capaz de levantar emoción, de influir en el estado de ánimo, de mucho más.
A parte que con las actuaciones de sus protagonistas; Mara y Jude Law, esplendidos. Catherine Zeta-Jones, demuestra que es una magnífica femme fatale, y Vinessa Shaw, una actriz da para mucho, no solo ser una simple secundaria.
Lo peor de todo fue, comenzar como una trágica historia y cerrarla con un final ¨feliz¨, encima añadiéndole una pista musical patética para un desenlace no tan lamentable como cabría esperar.
Black Metal
8
Una película de giros inesperados, que para bien o para mal pueden incidir en el resultado final.
Comienza siendo la historia dramática de una muchacha con un serio problema de depresión que la ha llevado a intentar suicidarse en múltiples ocasiones.
Durante el trayecto de su lamentable estado, nos envuelve en un ambiente cargado de pesimismo y tristeza.
Vemos que la poca felicidad de la que disfruta es en base a medicamentos que toma diariamente, cada vez cambiando de recetas pues, en algunos casos no produce el efecto necesario para su autoestima, su comportamiento y su capacidad psicológica.
Momentos en los cuales me llegó a profundizar, haciendo sentirme agobiado al ver su soledad, su dolor y es que Rooney Mara, es una actriz impresionante, lo dije cuando la vi en ¨Pesadilla en Elm Street¨ y ahora lo afirmo por completo.
Pero el problema es que, de una película dramática sobre la temática del uso de medicamentos, y sus supuestos efectos secundarios en una persona inestable mentalmente, se acaba convirtiendo en un engaño económico, en un thriller de conflictos, en el que uno sale mal parado y debe asumir su responsabilidad, perdiendo su profesión, su familia y descubriendo que es la cabeza de turco, pero no puede demostrarlo.
No digo que ese inesperado cambio de trama me haya disgustado, pero está muy visto a día de hoy.
Me hubiese gustado que hubiesen profundizado en la enfermedad, en el dolor y en los medicamentos. Que la historia no se convirtiese en el típico thriller, y tirase por la rama de la dramatización; la tristeza, la superación, la recaída, el suicidio, el dolor... pudo haberse convertido en una película capaz de levantar emoción, de influir en el estado de ánimo, de mucho más.
A parte que con las actuaciones de sus protagonistas; Mara y Jude Law, esplendidos. Catherine Zeta-Jones, demuestra que es una magnífica femme fatale, y Vinessa Shaw, una actriz da para mucho, no solo ser una simple secundaria.
Lo peor de todo fue, comenzar como una trágica historia y cerrarla con un final ¨feliz¨, encima añadiéndole una pista musical patética para un desenlace no tan lamentable como cabría esperar.
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